DESFILE
DE MODAS DE LA ACTUALIDAD
LOS LOGROS
DE LA MODA ACTUAL
Varios elementos muy positivos
se pueden apreciar hoy en el terreno de la moda. En primer lugar, está
prácticamente al alcance de todos; existe una mayor libertad que en otras
épocas para elegir el vestuario; la industria de la moda tiene actualmente
considerable prestigio, y existe una gran oferta de programas académicos para
preparar a quienes desean dedicarse a este campo laboral. También se aprecia
una continua preocupación por aprovechar los adelantos de la ciencia y la
técnica: nuevos y mejores materias primas, equipos, procedimientos, que
permiten mejorar la producción y los precios. Desde el punto de vista artístico
y creativo, tal vez nunca antes ha existido una gama tan amplia de opciones
ante el diseñador, lo cual es sin duda algo muy positivo. Por otra parte, la
economía de muchos países recibe de las industrias relacionadas con la moda
beneficios importantes. Podemos fijarnos al menos brevemente en cada uno de
estos logros.
1.1 Democratización de la moda: Uno de los primeros datos que
saltan a la vista es que la moda ha dejado de ser un fenómeno de élites, para
convertirse en un fenómeno de masas. Aunque las clientes de la Alta Costura
siguen constituyendo un sector especial, las nuevas tecnologías y la
globalización informática –entre otros elementos– han conseguido que un modelo
creado para la Colección de Primavera de un modisto parisino, por ejemplo, se pueda
adquirir al poco tiempo en una boutique en Beirut, San Salvador o Singapur. Un
poco más adelante se venderán en comercios más modestos modelos parecidos, de
modo que muchas mujeres pueden adquirir prendas de vestir que están “a la
última moda”. La calidad de esta moda producida en masa puede ser buena,
aceptable o claramente mala, pero al menos llega a muchos, si no a casi todos;
sin duda es un avance que la moda sea cada vez menos un elemento distintivo de
una clase social entendida como ámbito impenetrable.
La moda es, más que nunca, un
fenómeno de masas: las fotografías de las pasarelas de hoy en Nueva York, París
y Milán llegan en pocas horas, vía internet, a todo el mundo. La
diversificación de los procesos de producción permiten que en muy poco tiempo
estos modelos (al menos, piezas inspiradas por ellos) se encuentren en las
salas de venta de las grandes ciudades. Las modistas tienen acceso a las mismas
fotografías, y también en un plazo breve se pueden adquirir los patrones
necesarios. Lo que al principio del reinado de una corriente de moda puede ser
un poco más caro, casi enseguida podrá ser adquirido por mucho menos precio, al
producirse masivamente.
1.2 Mayor libertad en el vestuario: Desde hace varias décadas,
las rígidas restricciones impuestas por las convenciones sociales en torno al
vestuario se han flexibilizado enormemente, lo cual es muy de agradecer. En la
época victoriana, por ejemplo, era de rigor que una mujer de la aristocracia
dispusiera de vestidos distintos para cada momento del día: el de estar en la
casa, el de recibir visitantes, el de salir por la mañana, el de salir por la
tarde; también el de “tomar el té”, y el de gala para la cena. Los trajes de
baile, de Corte y de luto se añadían a esta colección. La moda actual, por el
contrario, busca un vestuario que sirva para usos múltiples: se hace énfasis en
conjuntos de piezas intercambiables que, con el cambio de accesorios, pueda
servir a una mujer para ir a una reunión de trabajo en la mañana, almorzar con
sus amigas, asistir a una actividad en el colegio de sus hijos por la tarde, y
acompañar a su esposo a una cena. Por supuesto, también es posible adquirir
vestidos apropiados para la mañana, ropa más formal como para asistir a un
cocktail, y vestidos de noche. Pero la exigencia de un vestuario específico
para cada ocasión se ha flexibilizado hasta tal punto que incluso en las
actividades sociales más relevantes es fácil encontrar tipos de vestuarios muy
variados. Esto habría sido imperdonable en otras épocas.
La mujer tiene posibilidad de
escoger entre muchas maneras de vestir (un tema distinto es si en la vida real
puede adquirir las prendas que desearía), y de alguna forma, crear su propia
moda; puede escoger práctica-mente lo que quiera. Por otra parte, ha
desaparecido (al menos en gran parte) el elemento que podríamos llamar “vanidad
de clase”, porque en principio no es fácil ya ubicar en la escala social a una
persona por su vestido. Las imitaciones de los productos de las grandes marcas
son cada vez más perfectas; con un presupuesto limitado y una serie de
decisiones inteligentes, una mujer se puede presentar con tanta elegancia como
quien tiene la posibilidad de encargar los modelos de Alta Costura ($15,000),
pagar accesorios sumamente caros (carteras, $5,000), zapatos ($1,000, etc).
Tal vez podríamos decir que en
este campo estamos en el punto opuesto de lo que pretendían las Leyes
Suntuarias –no tanto al tratar de moderar los gastos, cuanto al tratar de
marcar un rígido código de vestuario para cada clase–, y esto es sin duda un
signo de avance social: realmente no tiene sentido (como no sea halagar el
“ego” de algunos) tratar de impedir que quienes no cuentan con una situación
económica privilegiada se vistan igual que quienes sí la tienen, o al menos
traten de vestirse en forma parecida.
1.3 Profesionalización:
Este gran desarrollo ha traído consigo también un incremento del
recono-cimiento de todos los posibles puestos de trabajo dentro de la industria
de la moda como pertenecientes a un conglomerado laboral prestigioso. Los
diseñadores, desde el nacimiento de la Alta Costura, han gozado de prestigio;
en la actualidad han surgido innumerables posiciones relacionadas: fotógrafos
de moda, modelos, cosmetólogos, editores de revistas de moda, columnistas sobre
temas de moda, conservadores en museos de textiles, ilustradores de imágenes de
moda, diseñadores de vitrinas, encargados de mercadeo, además del gran ejército
de artesanos que, en muchos países del mundo, se dedican a bordar, tejer,
curtir pieles, hacer botones, broches, mostacilla, etc.
En estrecha relación con el
carácter cada vez más profesional de estas tareas está el auge que han tenido
los centros docentes dedicados a preparar a los estudiantes para ejercerlas.
Las Escuelas patrocinadas por la Cámara Sindical de la Alta Costura ofrecen
cursos desde 1928, pero ha sido en los últimos 10 ó 15 años cuando se han
multiplicado estas iniciativas, ofreciendo preparación para prácticamente todas
las facetas de la moda: diseño de interiores, producción, publicidad, mercadeo...
Esto ha supuesto un gran impulso para la industria, que puede contar cada año
con nuevos elementos que se incoporan a este campo de trabajo.
1.4 Libertad creativa:
La gama de colores, texturas, materiales, es amplísima. No hay una dominación
extrema como la que ocurría en los años en los que Worth “reinó” sobre la moda:
las grandes fábricas de telas y encajes de Lyon le enviaban muestras y con base
en sus decisiones se producían o no. Para que fuera rentable la producción
industrial se orientaba por los cauces que Worth estableciera, aunque
naturalmente no todo el material era adquirido por su Casa de modas. Pero en el
mercado textil era éste el material que los demás modistos podían adquirir,
porque era el que la industria había producido en cantidad. Nadie se arriesgaba
a producir una tela o un adorno que Worth no fuera a emplear. Este tipo de
restricción de hecho es cosa del pasado. El juego del mercado es el que tiene
la última palabra. Los diseñadores y quienes producen elementos de vestuario
1.5 Adelantos tecnológicos:
En gran parte, la libertad creativa y la democratización de la moda se deben a
los grandes adelantos técnicos que se han incorporado al campo de la moda.
Podría decirse que este proceso de llevar la moda a todos comenzó con el
advenimiento de la máquina de coser, y con la producción de los primeros
patrones, que Amos Butterick lanzó al mercado en 1858. En la actualidad, todas
las fases del proceso de creación, distribución y venta de las prendas se han
beneficiado de nuevas técnicas. Si antes había que cortar las piezas una a una,
hoy en día las máquinas permiten cortar 500 de un solo movimiento; la creación
del diseñador se facilita con programas cibernéticos que le permiten la
elaboración virtual de cualquier prenda, en cualquier color y textura, con lo
que se evita mucho trabajo que antes era inevitable. Aunque las colecciones en
vivo siguen siendo un punto focal de la industria, y tienen su “mística”
especial, muchos diseñadores recogen sus colecciones en videos que después son
enviados a clientes en todo el mundo.
Entre los más recientes
proyectos está la Tecnología de Percepción Sensorial, que consiste en un
tratamiento de micro-encapsulación para textiles con un gran potencial.
Mediante esta tecnología se puede enriquecer la tela (algodón, lana o fibras
sintéticas) con sustancias tales como aloe vera, vitaminas, repelentes contra
insectos, por ejemplo. Las cortinas, alfombras y cubrecamas pueden tratarse
para que desprendan fragancias, a la vez que rechazan ataques de hongos y
bacterias. Incluso se ofrecen ya en el mercado sábanas tratadas con aroma de
lavanda y de manzanilla, que pueden inducir el sueño. En la Universidad
Politécnica de Hong Kong se trabaja en un tratamiento que convierta a las telas
en “auto-lavables”; al tratar las fibras con dióxido de titanio, la tela
realiza por sí misma el proceso de liberarse de los diversos tipos de suciedad.
Por su parte, la Universidad de Leeds (Inglaterra) trabaja en un instrumento
que facilitará el trabajo en los telares. Usando un rayo de luz y un sensor de
luminosidad similar a los que se encuentran en las cámaras digitales, se podrá
medir la tensión del hilo –que es esencial para la adecuada producción de la
tela– sin detener la maquinaria (39)
No quiere decir que estos
adelantos faciliten el trabajo por igual: como se pudo ver en la “maquila” de
Madrás, muchos empresarios tienen en uso aparatos obsoletos, y emplean medios
rudimentarios. Pero al menos puede decirse que existen los equipos y los
instrumentos que facilitan la creación y permiten acelerar el proceso de
elaboración y distribución de cualquier prenda o accesorio. Esto promete poner
en manos de los consumidores un producto mejor, a menos costo y en un tiempo
más breve.
1.6 Generación de ingresos:
Como ya se ha mencionado, la industria de la moda, con todas sus
ramificaciones, mueve muchos billones de dólares; genera grandes ingresos para
muchos países y da empleo a gran cantidad de personas. Basta pensar que en 1998
los norteamericanos adquirieron 17.2 billones de piezas de vestir, y a la vez
desecharon más de cien mil toneladas de ropa usada. En la cumbre de la
industria están los grandes conglomerados, seguidos por las grandes empresas
productoras, los grandes almacenes, pasando por las industrias de menor envergadura
hasta llegar a las maquilas, las boutiques y lo que se considera como el
escalón último del mundo de la moda: el negocio de las prendas recicladas.
Junto con los beneficios que reporta para la economía de muchos países, habría
que mencionar una considerable deshumanización del proceso: en el afán de
“ganar más”, se busca la producción masiva al menor costo posible, y se ubican
las maquilas en países sin legislaciones fuertes de protección a los
trabajadores ni aún a los menores trabajadores. Por otra parte, en el diseño de
las prendas no parecen entrar en juego consideraciones que no sean reductibles
a la mayor ganancia
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